Hace ya un par de años tuve la oportunidad de hacer una presentación ante unos 100 estudiantes universitarios de diferentes especialidades. Mi intención era resaltar la importancia de empezar a ahorrar/invertir en una etapa temprana de la vida, y hablar de algunas de las alternativas para hacerlo de una manera adecuada.
Tras arrancar con una breve introducción sobre instrumentos de renta fija, renta variable, y fondos de inversión, me aventuré a hacer un experimento sobre la formación de precios. El experimento usualmente consiste en subastar un billete de US$100 en un aula, donde, supuestamente, con tan solo dos o tres entusiastas que arranquen las pujas, eventualmente las fuerzas del mercado harán acto de presencia y se llegará a niveles cercanos a US$100.
Por esas mismas fechas me topé con la siguiente cita en el libro «Narrative and Numbers» de Aswath Damodaran.
“El valor de una empresa se determina por la magnitud de sus flujos de efectivo, el riesgo / incertidumbre de estos flujos de efectivo y el nivel esperado y la eficiencia del crecimiento que la empresa va a entregar. El precio de un activo negociado (acción) se establece por la demanda y la oferta, y mientras que el valor de la empresa puede ser una entrada en el proceso, es una de muchas fuerzas, y puede que no sea la fuerza dominante.”
Por lo que creí que el experimento cumpliría además con la función de mostrar estas diferencias.
De tal suerte, saqué un billete de un dólar de mi cartera y me dispuse a llevar a cabo la subasta. Cabe señalar que consideré que usar una moneda extranjera podría ser más atractivo que usar un billete de MX$200 o MX$500.
Como recordatorio, al momento de la subasta, la paridad peso dólar rondaba en torno a MX$17.80 y MX$18.00 por dólar.
La primera oferta llegó alrededor de MX$5.00 seguido de MX$8.00, MX$10.00 y así sucesivamente, comenzándose a apretar a niveles de MX$15.00 seguido de MX$15.30. Eso era lo que pretendía, los enfrentamientos entre la oferta y la demanda debían reducir el descuento en su valor…
Sin embargo, de repente las cosas se descontrolaron. Empecé a escuchar ofertas por encima de MX$20, y decidí terminar el ejercicio con una oferta de MX$22. Incluso, al momento alcancé a escuchar un murmuro que ofertaba MX$26.
En un experimento donde quería establecer la diferencia entre precio y valor, así como la formación de precios, la Euforia del Mercado ocupó el escenario central. Sólo puedo imaginar lo que habría pasado si hubiera utilizado un botón de tulipán en su lugar.
Para empezar, creo que los resultados se debieron a una especulación lúdica, se sabía que era un juego. Si esta muestra de mercado se comportó como lo hizo, se puede atribuir también a una cuestión de bajas apuestas, y probablemente a la conducta eufórica humana.
Richard Thaler podría argumentar que los sapiens vencieron a los econs en éste desafío. A pesar de que la oferta era limitada, ya que sólo había un billete de US$1.00 subastándose, el valor era claro, y cualquier persona podría haber ido a un banco con el fin de obtener uno.
En general, estoy contento de que estos estudiantes fueron capaces de presenciar de primera mano la diferencia entre precio y valor. Observaron cómo los participantes del mercado juegan un papel clave en la formación de precios y por qué se desvía del valor intrínseco de vez en cuando.